Metodologías Ágiles: qué son y por qué son importantes para el crecimiento de las empresas.
Para entender el concepto de metodologías ágiles, podemos pensar en las dos palabras por separado: “metodología” y “ágil”.
Mientras que con “metodología” se habla de algo estructurado y que debe tomar su tiempo, con “ágil” se habla de algo rápido, algo que quizá podría parecer que no requiere una planeación exhaustiva. Pero resulta que ahí está la ciencia del asunto.
Juntar ambos conceptos puede parecer un poco incoherente, pues parecen contrarios. Pero no es tan descabellado, y se ha hecho desde hace varios años.
Todo nos lleva a que al unir “metodología” con “ágil” (metodología y agilismo), creamos un ambiente con parámetros que nos ayudan a mejorar tiempos y resultados en nuestra empresa al simplificar el método.
¿Y cómo se logra esto?
Para entenderlo vamos a conocer de qué se trata el agilismo:
Agilismo es una aproximación iterativa a la gerencia de proyectos y el desarrollo de software que le permite a los equipos entregar valor a sus clientes más rápido y con menos problemas.
A diferencia de la gerencia de proyectos tradicional, en donde todo se enfoca en un único gran lanzamiento, un equipo ágil entrega el trabajo en pequeños incrementos.
La planeación y los resultados se evalúan de manera continua, de tal forma que los equipos pueden responder rápidamente al cambio.
Las metodologías ágiles tienen la peculiaridad que permiten el cambio de prioridades
en cada fase del proyecto, de acuerdo a los objetivos del cliente,
y se enfoca en obtener resultados de valor desde el principio.
¿Por qué es importante para las empresas?
Las empresas que apuestan por la implementación de metodologías ágiles, consiguen gestionar proyectos de una manera flexible, autónoma y eficaz, lo cual lleva a reducir costos e incrementar la productividad.
De acuerdo con el informe del Project Management Institute (PMI) Pulse of the profession 2020. En promedio un 11.4% de la inversión en las empresas se desperdicia debido a un bajo desempeño en los proyectos. Ante este escenario, las metodologías ágiles permiten reducir el riesgo de fracaso.
A diferencia de la forma tradicional de planificación de proyectos, conocida como “waterfall”, en la que se diseña todo el producto por adelantado, las metodologías ágiles, nos permiten rectificar y cambiar prioridades y requerimientos según los resultados obtenidos durante el desarrollo del proyecto, y a la vez mejorar la experiencia del cliente, puesto que este se involucra en todo el proceso.
¿Cómo se implementan las metodologías ágiles?
El marco de referencia para la implementación de metodologías ágiles se basa en el manifiesto ágil.
Es necesario que todos los miembros de la organización comprendan estos principios, entre los cuales destacamos:
- La prioridad es satisfacer al cliente.
- Aceptación al cambio.
- Entregas frecuentes.
- Trabajo en conjunto entre desarrolladores y responsables del negocio.
- Comunicación constante.
- Equipos auto-organizados.
Ahora bien, para plantear un proyecto y
priorizar adecuadamente los requerimientos, se hace necesario:
Identificar los objetivos del negocio
Pareciera algo obvio, pero muchos proyectos nacen sin objetivo claro de negocio, obedeciendo a una intención de ayuda más que a un objetivo sencillo, claro y alcanzable.
Desde el agilismo nos centramos en el valor, y es importante que todos los miembros del equipo tengan claro cuáles son los objetivos a lograr en el proyecto.
Analizar y ajustar la cultura de la empresa
Al migrar de metodología de trabajo es muy importante que todos los integrantes del equipo estén alineados en el agilismo.
Uno de los factores clave es saber que “el cambio” es inevitable, y a través del liderazgo se puede generar un ambiente de transparencia y constante comunicación para que los principios de estas metodología no tengan tropiezos.
Impacto en los clientes
Implementamos el agilismo para que nuestros clientes obtengan una mejor experiencia, ¿no?.
Una lectura constante del cliente es la que lleva a las organizaciones a estar haciendo cambios constantes durante el desarrollo de un proyecto ágil.
En lugar de esperar meses o años para verificar que lo ofrecido al cliente es lo esperado, la idea es realizar validaciones constantes, en cada fase del proyecto. Y realizar ajustes en el momento oportuno.
Recursos necesarios para su ejecución
Es importante identificar si el recurso humano que tiene la empresa, le va a permitir que la implementación de la metodología agile funcione.
Idealmente ya hay personas que conozcan y tengan experiencia en alguna metodología en particular,
o que sean flexibles al cambio y con deseos de aprender continuamente.
Si no es así, se recomienda buscar entrenamiento para los miembros del equipo o contar con el acompañamiento de una empresa que pueda ayudar a ejecutar e instaurar la cultura del agilismo dentro de la organización.
Ahora bien, las metodologías ágiles ya no son algo novedoso, pues de acuerdo al Project Management Institute (PMI), 79% de las organizaciones en el mundo ya están utilizando metodologías ágiles para implementar sus proyectos desde su definición en febrero de 2001.
Y aunque inicialmente fueron pensadas para proyectos de Software, porque esta industria tiene mayor adaptabilidad al cambio, hoy por hoy ya están siendo aplicadas a otras industrias, con el objetivo de tener mejores resultados en medio de un mundo cambiante.
¿Tienes un aliado en tecnología o un departamento de TI ágil?
En Swapps trabajamos con metodologías ágiles que nos permiten entregar resultados continuamente, centrarnos en nuestros clientes y obtener resultados satisfactorios para ellos.
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